Lo mejor de ser científico es poder plantearse preguntas y buscar respuestas a esas preguntas. Ser científico también te permite conocer a gente que hace preguntas similares y es muy interesante ver cómo el resto de la gente busca esas respuestas porque te ayuda a redefinir las tuyas.
Que vivimos motivados por constantes inquietudes. En Arqueología, puedes intuir lo que está ahí abajo… pero nunca tienes la certeza de los giros que puede dar la investigación. Ese misterio es realmente estimulante.
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